El Kobido o masaje facial japonés, consigue efectos que otros no alcanzan. Sólo con las manos y la combinación de una serie de movimientos de precisión, técnicas de masaje profundo y una gran variedad de movimientos superficiales, se consigue frenar el proceso de envejecimiento.

Dicen que por su sofisticación, delicadeza y asombroso efecto rejuvenecedor, el Masaje Facial Japonés, estuvo reservado, durante siglos, exclusivamente para la familia imperial y miembros de la realeza.

En algunos lugares de Occidente se utiliza la denominación de Kobido y está llevando a muchas personas a la confusión, que al no conocer la escritura japonesa y leer sólo la escritura fonética (denominada romaji en japonés), no saben bien si se trata de un masaje, una línea de productos cosméticos o un arte marcial.

Kobido se puede escribir de varias manera en japonés. Por una parte si lo escribimos de esta manera: «古美道»、 «古» ko significa antiguo, «美» bi belleza y «道» do camino, así Kobido es «antiguo camino de la belleza», pero si cambiamos los ideogramas y lo escribimos de esta otra forma: «香美堂» puede significar «香»ko aroma, «美» bi belleza y «堂»do palacio, es decir, «palacio que guarda el aroma de la belleza».

De cualquier modo, llámelo cada cual como crea conveniente, lo cierto es que consigue efectos que otros no alcanzan. Sólo con las manos y la combinación de una serie de movimientos de precisión, técnicas de masaje profundo, que trabajan la musculatura y una gran variedad de movimientos superficiales, se consigue frenar el proceso de envejecimiento, mejorar la oxigenación y nutrición de las células de la piel, activar, iluminar y tonificar.

Esta terapia forma parte de la rica tradición de masajes orientales, conserva una visión holística del tratamiento y considera al ser humano un todo, no un conjunto de partes. Está vinculado a la Medicina Tradicional China, cuyos orígenes se remontan miles de años atrás. La Medicina Tradicional China está constituida por varias disciplinas entre ellas diversas técnicas manuales como el masaje.

La Medicina Tradicional China se introduce en Japón hacia el año 1.300 dC y los japoneses comienzan a emplearla en diversos ámbitos de su vida y esta técnica en particular, es una variación de las diversas especialidades introducidas desde China y fue creada –en principio– como una terapia, ligada al concepto de salud y no simplemente con fines estéticos.

Se dice que nació en Japón, alrededor del año 1400, como tratamiento para los samurais, con el fin de potenciar su fuerza interior, no obstante, empezó a demostrar logros increíbles en el campo de la estética y cuentan que la emperatriz, entonces, lo eligió como su tratamiento personal de belleza.

La belleza para los antiguos suponía el conjunto de una apariencia joven, vital, luminosa y saludable. Este masaje ofrecía todo esto y además, se demostró beneficioso en el alivio de algunos trastornos como dolores de cabeza, migrañas, etc.

En la actualidad es un tratamiento de rejuvenecimiento facial de gran alcance, que aporta belleza, salud y luminosidad al rostro cansado y estresado por la vida diaria, es eficaz en la prevención y reducción del impacto del tiempo en el rostro, frena la aparición de arrugas y aporta tersura y nutrición a la piel. Es por eso que, se le denomina «lifting facial, sin cirugía».

Su objetivo es producir resultados inmediatos de elevación y firmeza, promueve la producción de elastina y colágeno, mejora del flujo sanguíneo, favorece la eliminación de toxinas y destruye las células muertas, el resultado es una piel brillante, luminosa, fresca, en un rostro sereno y radiante.

Ahora en nuestro país está muy de moda, porque es una excelente herramienta complementaria para cualquier terapeuta, esteticista y profesional del bienestar.

Arturo Valenzuela
Director de Shiatsu Yasuragi
www.shiatsuescuela.es